En los últimos dos años, México ha hecho propuestas y cambios sustanciales a las exportaciones de petróleo y energía bajo el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador. Comúnmente conocido por sus iniciales "AMLO", López Obrador comenzó a planear y promulgar múltiples actualizaciones a la producción y exportación de petróleo que podrían impactar drásticamente el comercio global, especialmente para Estados Unidos, China y otros países que dependen en gran medida de las importaciones de combustible mexicano. Pero para entender los impactos, es importante conocer el panorama completo del sector energético de México y los cambios propuestos.
La industria petrolera y energética de México ha estado controlada por el gobierno federal durante más de seis décadas. Esto cambió en 2014 con la aprobación de la Ley de la Industria Eléctrica (LIE), que alentó a empresas privadas a participar en la producción y distribución mayorista de energía.
¿Qué ocurre actualmente con el sector energético de México?
En el último año, AMLO ha hecho muchos esfuerzos para ampliar la producción y el consumo interno de energía en México en lugar de exportar una gran parte de sus suministros. Uno de los mayores anuncios incluye la reducción de las exportaciones de petróleo crudo de la empresa estatal Petróleos Mexicanos (Pemex) a sólo 435.000 barriles diarios hasta 2022 y el cese total de las exportaciones al extranjero en 2023. Los partidarios de esta medida esperan que el cambio permita a México evitar la importación de productos más costosos, como la gasolina y el diésel, de las refinerías estadounidenses, y trabajar en su lugar para producir sus propios productos.
Si se promulgan estas reformas, se revertirá el compromiso anterior de México con un sector energético regulado de forma independiente y basado en el mercado que alentó las inversiones privadas en electricidad para promover la innovación. Dos de los principales organismos reguladores (la Comisión Nacional de Hidrocarburos y la Comisión Reguladora de la Energía) serán eliminados, cediendo la regulación a la Secretaría de Energía y a la empresa eléctrica estatal: La Comisión Federal de Electricidad (CFE).
AMLO también puso las operaciones aduaneras de México bajo control militar y suspendió los permisos de múltiples terminales de almacenamiento de combustible que son propiedad de empresas estadounidenses y son administradas por operadores privados de estaciones de servicio. Además, la agencia social y ambiental de México desplegó a la guardia nacional para inspeccionar los lugares relacionados con el combustible, lo que resultó en 40 cierres temporales totales o parciales de sitios con presuntas violaciones de las normas de impacto ambiental. Luego, bajo mucha controversia, la autoridad fiscal de México cambió las Reglas Generales de Comercio Exterior de México para esencialmente prohibir a las empresas privadas la adquisición de los permisos necesarios para las terminales de combustible y suspendió a 82 empresas del comercio de combustibles debido a "violaciones fiscales".
Las principales críticas a las acciones de México
Tensión económica
Aunque hay algunos partidarios incondicionales de los esfuerzos de AMLO por aumentar la producción nacional de combustible y limitar las exportaciones al extranjero, a muchos expertos en energía les preocupa que la autosuficiencia no sea económicamente alcanzable para México. Si no hay un plan de respaldo para reemplazar los ingresos de las exportaciones de combustible (tal vez a través del turismo o el sector de servicios), la economía de México podría estar en riesgo.
Gran parte de la producción de energía estaría a cargo de la CFE, que cuenta con una infraestructura cara e ineficiente. Debido al mayor coste de producción, el precio de la energía podría aumentar, lo que supondría una presión financiera para los consumidores finales. Aunque AMLO ha afirmado que los consumidores no verán un aumento en el precio, el gobierno probablemente utilizaría subsidios para compensar los gastos, quitando esos presupuestos disponibles de otros fondos públicos valiosos.
Impacto medioambiental
La otra gran crítica gira en torno al cambio climático y a los compromisos previos de México para mejorar la protección del medio ambiente. Al cancelar las subastas de energías renovables y aumentar la potencia creada por la CFE, la cantidad de energía renovable disponible disminuirá. La energía solar y la eólica también son las más bajas en la lista de prioridades energéticas porque dependen de proveedores privados que encontrarán muchos obstáculos para la producción bajo los cambios propuestos. El Observatorio Cívico de la Calidad del Aire de México incluso argumentó que estos esfuerzos podrían violar el derecho humano a la salud y provocar más muertes prematuras por la contaminación del aire.
Hay una gran pregunta que persiste: ¿Cumplirá México sus objetivos climáticos?
Como participante en el Acuerdo de París, México se comprometió a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 22% y las de CO2 en un 51%, y a satisfacer el 35% de las necesidades energéticas de México con energía renovable para 2024 (actualmente es el 31%). Pero las presas de México ya están produciendo cada vez menos electricidad mientras Pemex y CFE canalizan la mayor parte de sus inversiones hacia los combustibles fósiles en lugar de las fuentes de energía renovables.
¿Cómo afectarán al comercio mundial los cambios en las exportaciones de energía de México?
No hay duda de que el deseo de AMLO de sacar a México del comercio mundial de combustibles tendrá grandes repercusiones. En 2004, Pemex exportó casi 2 millones de barriles de petróleo al día a refinerías japonesas e indias. Su promesa de reducir y dejar de exportar al extranjero eliminará a uno de los mayores productores de petróleo del mercado.
Las refinerías asiáticas componen más del 25% de las exportaciones mexicanas y serán las más impactadas por las reformas de México. Sin embargo, Estados Unidos también sentiría las repercusiones. Tendría que recurrir a países más lejanos como Rusia, Arabia Saudí, etc., lo que elevaría considerablemente los costes de transporte y reduciría la capacidad de las refinerías. En general, los consumidores estadounidenses podrían ver aumentados los precios en el surtidor de gasolina.
"Las empresas multinacionales que han invertido en México para reducir los costes operativos podrían tener que buscar alternativas a medida que los precios del combustible y el transporte empiezan a subir. Mientras que las inversiones en tecnología pueden ayudar, la financiación de sus exportaciones proporcionaría una solución para mejorar el flujo de caja con el fin de aliviar los costos más altos." - Olga Santiago, Desarrollo de Negocios Internacionales de RTS
Los planes de AMLO han provocado que Estados Unidos presione a México para que recapacite, alegando una violación del Acuerdo Estados Unidos-México-Canadá (USMCA) que prohíbe que las empresas estatales reciban un trato preferencial en un esfuerzo por reducir los monopolios. Si AMLO no cambia sus propuestas, y se da un fallo a favor de Estados Unidos, México podría enfrentar sanciones como impuestos adicionales a las importaciones y exportaciones, impactando negativamente a la economía mexicana.
En general, las reformas divisivas propuestas por AMLO han causado malestar a nivel nacional e internacional. No está claro si cederá y/o concederá algunos cambios, o si forzará la acción de Estados Unidos en los próximos meses.